
Chuzalongo es una película que narra la historia de un niño que llega a un pueblo en los Andes al final del siglo XIX. Nicanor, el sacerdote del pueblo se da cuenta de que la sangre del niño tiene el poder de hacer que los cultivos crezcan de manera mágica. Sin embargo, para que el niño sobreviva, necesita ser alimentado con sangre humana.
En esta entrevista Diego Ortuño, director de la película, nos cuenta su visión y algunos datos interesantes del largometraje.
1. ¿Cómo empezaste en el cine?
Cuando era niño, me llamaban mucho la atención las películas, me llamaba la atención cómo se hacían. Empecé jugando con mis hermanos y primos, creando algo similar a las obras de teatro. A los 15 años, mis padres me regalaron una cámara de video y ahí empecé a hacer cosas. Entonces era una cosa realmente asombrosa, tener una cámara y poder trabajar con ella. Después empecé a monear los VHS para empezar a editar. En la universidad estudié una carrera que se llamaba Producción de Televisión, con especialización en cine.
Tuve la oportunidad de introducirme en este mundo. Empecé con una pasantía en la película «Ratas, ratones y rateros» de Sebastián Cordero. Después estuve constantemente apoyando ciertas producciones y comencé a trabajar poco a poco más en producciones mías. He hecho documentales, cortometrajes y cortos de ficción.
2. ¿Por qué elegiste la leyenda de Chuzalongo para hacer una película?
Chuzalongo es la consecuencia de un cortometraje que yo hice antes, llamado «Huaca», y sigue la historia de la vivienda de los huacas. Ese cortometraje exploraba un poco el universo que se puede ver en Chuzalongo. Yo estuve súper contento con el cortometraje, me divertí mucho haciéndolo. Tuve la suerte de ir a festivales, de presentarlo en diferentes lugares y a la gente le gustaba el corto. Así que sentí que ameritaba hacer una historia más larga, hacer una película, y fue por ahí por donde me lancé a hacer ya un largometraje.
En principio, no pensaba en utilizar al Chuzalongo como la leyenda que se iba a contar. Yo tenía en mente una historia de vampiros, tenía en la cabeza la historia de un vampiro que de alguna forma convencía a un sacerdote de que le tenía que llevar víctimas. Y después, ya explorando, investigando, buscando leyendas, encontré esta historia del Chuzalongo que me llamó bastante la atención, sobre todo por el trasfondo social que tiene.
Creo que encontré una nueva capa dentro de las leyendas y empecé a darme cuenta de que tienen mucho más valor del que yo pensaba. Me di cuenta de que las leyendas están construidas para transmitirnos los miedos de las personas o las reglas que quieren poner en la sociedad para de alguna forma encubrir ciertas cuestiones.
3. ¿Cómo eligieron el lugar dónde se grabó Chuzalongo?
Al principio, había una idea muy ambiciosa de construir la iglesia, de construir un pequeño poblado y poder hacerlo ahí. Pero hace algunos años, yo tuve la oportunidad de ir a grabar unos documentales, con una amiga mía que es documentalista, en la Hacienda Guachalá, ubicada en Cayambe. Y ahí vi que esta hacienda era supermágica, que tenía algo. Tiene un poder especial esa hacienda.
Después, ya investigando toda la historia que tiene detrás, uno se da cuenta de que sí, de que hay muchas energías concentradas en ese lugar y que, de alguna forma, eso es lo que te transmite. Además, es una hacienda que tiene un montón de lugares donde puedes filmar diferentes cosas y es justamente lo que hicimos nosotros. En un principio no buscamos ese lugar por su peso histórico, sino que eso lo fuimos descubriendo con el tiempo.
4. ¿Cómo se trabajó el diseño de sonido en la película para crear una experiencia inmersiva para el espectador?
Siempre se le puso atención a los sonido. La postproducción de sonido se trabajó con un sonidista peruano llamado Juan Torres, y claro, con él se empezó a diseñar todo para que se sienta el lugar, que se perciban los detalles en las cosas.
Entonces, hay detalles pequeñitos, como la silla que rechina cuando te sientas, o las cuerdas de los caballos, que se sienten que son de cuero, y a veces hasta el fuego está muy presente en toda la historia. Siempre quisimos hacer que la gente se sintiera como si estuviera en el lugar y esto viene de todo lo que ocurría en los espacios en los que estábamos. El viento, la lluvia, a todo le íbamos dedicando un sonido particular.
La otra capa súper importante del sonido es la música. La música fue creada por Emil Plonsky y Agnie Durden, dos músicos ecuatorianos, quienes hicieron un trabajo increíble con la música. Lograron utilizar música que se sintiera muy andina, que era la idea, que se percibiera como música andina, pero llevándola a una dimensión más internacional en el cine.
5. ¿Cuál fue el proceso para realizar Chuzalongo?
Empecé a escribir el guion en 2018, más o menos en julio. Lo que quedó de ese año y todo 2019, y hasta gran parte de 2020, fueron al menos dos años completos de trabajo, de ir construyendo la historia, pero también de encontrarme con muchas puertas cerradas para desarrollar el proyecto. Mostraba la historia a diferentes personas, empresas, o la enviaba a laboratorios y espacios de desarrollo de guion, pero generalmente recibía negativas. No les gustaba la historia.
A finales de 2020, decidí enviar el guion a un par de lugares más, pensando que sería la última vez. Si no les interesaba, el proyecto quedaría ahí. Y fue en ese momento cuando entré al Blood Window Lab, que es un espacio de desarrollo de proyectos de género. Estando dentro de ese espacio pude contactar a diferentes personas de empresas de varios países, como Perú, Canadá y España. España ya estaba algo involucrada, pero fue cuando Perú y Canadá se sumaron que ellos también se comprometieron completamente.
El 2021 fue un año clave para construir el proyecto, ganamos el fondo Ibermedia, fuimos al Festival de Sitges a presentar el proyecto y obtuvimos un premio. Eso ayudó a que el proyecto avanzara. En 2022, ganamos el fondo del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación en Ecuador. Nuestro plan era filmar en 2022, pero hubo problemas con los fondos y tuvimos que posponerlo para 2023.
Finalmente, en 2023 filmamos en marzo, la postproducción duró un año y en abril de 2024 estrenamos en el Festival Fantaspoa en Brasil. Desde entonces, la película ha estado en diez festivales en 2024, ganó ocho premios, y estuvo en festivales de México, Argentina, Ecuador y Brasil. Además, se estrenó en salas de cine en Ecuador, lo cual nos tiene muy contentos con el resultado. Yo, al menos, estoy súper contento con la película.

Para mí, Chuzalongo es una experiencia visual única que todos deberían ver. Creo que representa el cine ecuatoriano de una forma única y especial. Esta película logró cautivarme, no solo por el hecho de que es de terror, sino por todo el trasfondo que tiene. Desde la idea de contar cómo los indígenas sufrieron abusos y maltrato por parte de los españoles, hasta todo el trabajo realizado por Diego Ortuño, cada uno de los detalles se sienten planeados y aquí es donde se nota el esfuerzo, la dedicación e incluso el amor al cine, demostrando que el arte es una forma de mostrar realidades.
Esta entrevista ha sido un logro muy importante para mí; poder conversar con Diego fue una oportunidad para entender su visión en el cine y cómo logra fusionar el arte con la realidad social, mostrando la historia de manera profunda y cautivadora.